lunes, 27 de mayo de 2019

Río de nosotros

Al principio, éramos corriente, aguas convulsionadas y frescas; a veces
remolino. Otras, una fuerza detenida de tan confusa y sacudida, violenta.

Después nos paralizamos y perdieron contacto nuestras
materias líquidas. Fuimos lagunas sin mezclarnos, siquiera.

Luego, agua y aceite. Olvidamos por completo la fórmula.
Pero renacimos como dos hilos de agua dulce circulando a través de la tierra.

Yo derivé en flotar entera a tu alrededor, y vos en diluirme.
Así suavizados, pudimos volver a arder juntos: sangre y agua.

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