miércoles, 26 de octubre de 2022

Dieciocho cucharadas de azúcar

Estábamos sentadas a la mesa en la cocina de casa. Como siempre, compartíamos nuestros secretos, nuestras risas ingenuas, éramos amigas desde los seis. Te viniste de vacaciones a San Bernardo con nosotros. Nunca me había reído tanto con otra amiga antes en toda mi vida. Mi abuela iba y venía, nos vigilaba mientras nosotras tomábamos el té.
Nuestra rebeldía era ponerle mucha azúcar, nunca estaba lo suficientemente dulce. Cada vez que la abuela se alejaba le agregábamos más y más cucharadas al té. Así fue que le llegamos a poner ¡dieciocho cucharadas! Por fin estaba tan rico... También soñábamos en voz alta con tener novio, y especialmente, con irnos a vivir juntas cuando fuéramos grandes. Vos, cuando te casaste, no me invitaste a tu casamiento. Y ahí se terminó todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario