viernes, 6 de septiembre de 2019


Cuando lo perdí me empezaron a volver a la cabeza una y otra vez montones de recuerdos. Al principio era como una tortura, no me permitían olvidar... Pero después me di cuenta de que van viniendo uno tras otro, tanto los malos como los buenos. Especialmente, regresan para poder despedirme. Es un adiós lento y doloroso, pero en partes. Porción mínima por porción mínima. Llegan y se van para darle lugar al siguiente recuerdo.

Cuando uno vuelve una o más veces es porque le cuesta decir adiós, a él mismo. Así que no me preocupo por que lleve tanto tiempo. No soy yo, que no lo deja ir. Los recuerdos tienen vida propia. Cuando terminen su tarea monumental se retirarán para siempre, y va a ser hora para mí de, por fin, descansar.


                                                                                                                                 12 de agosto de 2019

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