lunes, 26 de noviembre de 2018


Mi fe en los tilos

En un mes comienza el verano, y estoy por salir a la calle. 
Me acerco a la ventana y siento el perfume de los tilos que están en la vereda.

Abro la puerta. Me dejo avasallar por el aroma húmedo y dulce que me recibe. 
Me envuelve su melodía. Respirarlos es un remedio para la pesadez del espíritu.

Su armonía es tan parecida a tu presencia.
Ahora ya sé qué era.

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