domingo, 4 de marzo de 2018

Un verano

ella se sienta en un banco en la vereda
y toma un helado de crema y chocolate
que le empapa el paladar y los labios.

Le dura largos segundos el sabor en la boca.
Sin demora la rodea el perfume a violetas
del árbol de al lado. Se detiene la tarde.

Nadie sabe adónde va el tiempo que pasa.

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