jueves, 20 de abril de 2017

Sistema nervioso

Baja la escalera de pinotea cálida y pareja
entra en la cocina y empieza a hacer los cafés con leche
ubica las tazas junto a las cucharitas
delicada, dedicada.

Cada ir y venir desde la pileta
hacia la mesa, completa
una nueva serie de mirarlos a ellos
que van a ocupar pronto sus lugares en el desayuno.

Más tarde sube cuatro tramos de escalera
trepa tan alto, más alto de lo que le den sus fuerzas
y lleva adelante todo el proceso de lavar y planchar la ropa:
puesta en el lavarropas, estirado y colgado en la soga
retira media hora más tarde más ropa lavada
mansa, intercala trabajos y plancha.

El mediodía es cuando el tórrido fluir
de energía dirigida hace cumbre en la mesa.

A eso de las cuatro de la tarde, al pasar por el living
el sol cristalino de otoño que se cuela
entre las tablitas de las persianas de madera
la ilumina, la apega
y así la renueva para repetir las primeras tareas.

A la nochecita escala otra vez
hasta el lavadero, y recomienza.

Para la hora de la cena 
ya sabe de memoria su libreto de entrega
y repite sus líneas del mediodía
pega, pega, que pega.

Muy tarde
se deja caer sobre la cama entera
¿se reconoce?
no siente ya, no piensa.

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