El lector
Señor, cuando el reloj da las campanadas
revelando la hora con frío estaño
y me veo encapuchado en este púlpito
esperando a que aparezcan los monjes,
contemplo los quesos rojos, y los tazones
todos rebosantes de leche en hileras sobre las mesas.
revelando la hora con frío estaño
y me veo encapuchado en este púlpito
esperando a que aparezcan los monjes,
contemplo los quesos rojos, y los tazones
todos rebosantes de leche en hileras sobre las mesas.
Mi lámpara está iluminada
(la encendí para leer
(la encendí para leer
con una cadenilla tintineante).
Y los frailes descienden por el claustro
con hábitos ondulantes como el mar.
con hábitos ondulantes como el mar.
No los veo, pero escucho sus olas.
Es invierno, y mis manos se disponen
a repasar las páginas de los santos:
y a los árboles que tu luna ha congelado en las ventanas
mi lengua ha de cantar tu Escritura.
a repasar las páginas de los santos:
y a los árboles que tu luna ha congelado en las ventanas
mi lengua ha de cantar tu Escritura.
Entonces los hermanos se detienen en el escalón
(ante mí, que estoy en este púlpito
y ante Ti, que estás en tu crucifijo)
y bautizan con perlitas de agua las yemas de sus dedos,
perlas más pequeñas que este salmo mío.
(ante mí, que estoy en este púlpito
y ante Ti, que estás en tu crucifijo)
y bautizan con perlitas de agua las yemas de sus dedos,
perlas más pequeñas que este salmo mío.
Thomas Merton (Prades, 1915 - Tailandia, 1968)
Traducción de Sonia Petisco.
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