Un trinar arbóreo
hermosea
el clamor de la tarde
sus latidos nutricios
estallan en savia fragante
y sorben
el colorido libidinal de su trebolear.
Transfunden reactivos,
se trasladan
lozanos rotan.
Cuando atardece
su arteria mental
tantea ayunos tímidos que
abrasan a otras esferas
deseosas de grumos zumos
transcurren venas
y ultiman
renuentes
el claroscuro.
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