Él, más allá
Nos rodean materiales cálidos en su casa. Pinturas, un tapiz,
un sillón de tela artesanal.
Es medido y su máxima expresión de emoción es fijar los ojos
en los míos al quedar enfrentados.
Sin buscar en mí o encontrar algo.
Sin buscar en mí o encontrar algo.
Su blandura. Imperturbable.
Hay una estufa prendida en el centro del living. Nosotros
somos un satélite tibio y enlazado.
Nos rodean tres cuadros.
Nos rodean tres cuadros.
Desde que me recibió lo encontré delicado. Me da
indicaciones de ser necesario. A la vez es atento.
Sus respuestas son muy breves o monosilábicas. Me voy y “adiós”
es su última palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario