Iba a cortarte pero me detuve.
¿Cómo impedir a Dios tu acercamiento?
Tus dueños son el sol, el agua, el viento,
las iluminaciones de la nube.
Vives de nada, así como con tiento.
Mas a tu lado, se hincha, crece, sube
la vida vegetal, la vida en que hube
de ver tu savia y de sentir tu aliento.
Ah, hierba que en lo bueno y en lo malo
hallas pureza idéntica y regalo.
Miro a mis pies el mundo a que has venido
de poca tierra y mansedad umbría.
En él hay todo lo que yo quería
para permanecer desconocido.
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