Razón de mi voz
Porque son muchos y sufren,
porque nos enteramos de lejanísimos gritos o conocemos que hay silencio
en un rincón de la ciudad,
o porque de un libro salta y nos habla
el niño que murió ahogado.
Porque ahora sin duda un hombre pide socorro
y una mujer se arroja por su ventana oscura
y cuatro niños responden preguntas
en un cuarto inmenso
mientras a un muñeco le falta el brazo y mira.
Susana Thénon
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