Mirás a través de sus ojos, sentís
como si estuvieras bajo su piel.
como si estuvieras bajo su piel.
La comprendés inmensamente
y la disculpás de todo.
Te transformás en su carnada.
Su espíritu te termina tragando.
Ella te encarna. Se hace
carne en vos. Sos su carne.
Y así seguís, encarnada, para ser
devorada por otros también.
devorada por otros también.
Me hizo recordar a las siluetas, que me recuerdan a otras siluetas y a otros tiempos.
ResponderEliminar¡Me costó encontrar qué poema habías comentado! (Blogger no te lo informa). Linda e interesante evocación.
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