Antes de la
cena
y abierta
con la ventana
apoyo 200 años de poesía argentina
sobre mis
muslos
desparramada sobre la cama.
Repica la
noche afiatada.
La brisa es de una tibieza
afelpada
que avasalla.
Leo a Susana
Cabuchi
decir Ciego
me inundo de
la aromática
floración
de mi
paraíso.
Los perfumados
fresco y azucarado
ligados
desmienten la
sobreexposición a lo
ensoñado.
Esta
cadencia y motivos únicos
son expresión
de mi sola narración posible.
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