Bajó un satélite
se detuvo a mi lado
y me llevó por su órbita.
Volamos a la intemperie bajo furiosas tormentas
y nubes espesas, pero etéreas.
Transparentes. De papel.
Algunos años permanecimos así.
Tejíamos tibia la senda
por la que nos deslizábamos.
A veces perdíamos pie sobre la superficie.
Si él no estaba no funcionaba.
Juntos terminábamos por remontarnos
alto y triunfalmente.
Así sujetada podía flotar.
Septiembre de 2015
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